Clavos y Madero

Nunca clavos y un madero

dieron al mundo tal fuerza,

que aunque todo bien se tuerza

siempre nos salva el Cordero.

Dame, Señor, entereza

para esta alma cansada;

sedienta de Ti, avivada

cuando a tus pies te reza.

Dame fuerza y voluntad,

la paciencia que no alcanzo:

sólo contigo me lanzo

con total seguridad.

Tu clavo arde en mi mano

mas soltarlo es imposible

pues fue tu amor increíble

quien salvó al género humano.

Y siento yo tal afecto,

y siento yo tal pasión

que esta vida es prisión

cuando te sé a ti Perfecto;

y yo, triste pecador,

que me pesan los esfuerzos,

de gran dolor me retuerzo

cuando rechazo tu amor.

No ha de ser mi vida amarga

pues ya me colmas de bienes,

déjame ser de Cirene

para cargar con tu carga.

No encontré valor más fiero

ni entrega ni valentía,

que la del que es Luz y Guía

y murió en santo madero.