Gracias, Señor, porque me colmas de bienes

Gracias, Señor, porque me colmas de bienes.

Porque soy pequeño en tu inmensidad, pero no me dejas caer en la oscuridad de la perdición. Porque mi tamaño es ínfimo para que pueda contemplar Tu magnificencia. Gracias, Señor, porque me colmas de bienes.

Vienes y me entregas Tu Palabra, el Verbo encarnado lo recibo sin merecer. ¿Qué pude hacer para ser tan dichoso? Nada, y pues no haciendo nada, todo lo recibo, todo lo obtengo; de Ti, Señor, no me falta nada.

¡Ay, cuántos hay que no te conocen! Si yo pudiera extender Tu Palabra como Tú me colmas de bienes, cuán bien haríate y me haría. Pero soy débil, y no siempre predico con ejemplo o de acuerdo a tu santa Ley. Hazme, Señor, apóstol, mensajero de la fe. ¡Quiero ser "pescador de hombres"!

A Ti recurro al caer la noche. En Tu compañía hallo mi descanso, pues Tú me velas y me salvas. Tú me colmas de todos los bienes que poseo. No soy merecedor, no soy nada y, para Ti, lo soy todo.

¿Cómo no amar a quien amó hasta entregar su vida? Lléveme el Señor con Él, condúzcame a la Vida que recibo por entregar Él la suya. ¿Adónde iré si no es a Su tienda? Al caer la noche en Ti me refugio; enciendo mi lámpara y espero el día en que me llames a Tu presencia. Sólo en Ti reside mi paz, mi esperanza, mi fortaleza, mi vida.

Gracias, Señor, porque me colmas de bienes. Dísteme la vida sin yo solicitarla, y en ello soy eterno deudor. Tómala, es tuya, a Ti te la entrego. No quiero yo más vida que la que me has dado. Siento dolores y sufrimientos, vivo en el duelo por el pecado, pero es la vida que Tú me diste, y por eso la amo hasta la extenuación: porque Tú, Señor, me colmas de bienes.